MEDIACIÓN
Asociación ¿hablamos?
La Asociación ¿hablamos? es una entidad que tiene los brazos abiertos a la sociedad, reconoce el dolor que todo conflicto genera en las personas que se ven involucradas en él. Por eso desde ese reconocimiento quiere ser espacio de acogida, de encuentro, de serena aceptación de la diversidad, donde cada persona se sienta reconocida y tratada en su singularidad, por lo tanto como valor único y donde el calor humano provoqué en las personas un sentimiento de cercanía y de sentirse a gusto, que les lleve a un diálogo sereno y reparador. Y esta mirada a la huella dactilar de cada ser humano lo aplicamos también entre nosotros/as, conscientes como somos de que es preciso para cuidar a los demás saber cuidarnos nosotros/as mismos/as.
Deseamos ser parte del motor de transformación de la sociedad en la que vivimos desde la misma sociedad. Somos ciudadanía comprometida con pequeñas intervenciones, tanto en la
reacción como en la prevención, que generan esperanza y que provocan reflexión y desconcierto en nuestra sociedad. Tenemos la esperanza de romper las estructuras actuales de injusticia y deshumanización que nos lleven a un mundo diferente, conscientes de que es una transformación lenta que necesita de fuerza e integración de conocimientos contagiando desde nuestro compromiso y forma de hacer. Somos un granito de arena en la consecución de una sociedad más cohesionada, con principios y valores que la sustentan. Trabajamos en la confianza de creer en lo que hacemos teniendo en cuenta nuestros inicios, su presente y futuro.
Asociación ¿hablamos?
Como esencia en su intervención, ¿hablamos? tiene las claves de la Justicia Restaurativa y la
Cultura de Paz, no siendo sólo palabras, sino un sentimiento integrador de agradecimiento y colaboración. De la Justicia Restaurativa apostamos por el diálogo, la reparación, el proceso de responsabilización individual y colectivo, por la igualdad de las personas y por la libertad para decidir. De la Cultura de Paz asumimos la condición social de la justicia, la gestión positiva de los conflictos, y la necesidad de una revisión permanente de los principios y valores que mueven nuestro comportamiento individual y colectivo.
Llegaremos a ser un árbol de tronco ancho, y de raíces bien ancladas. Teniendo una expansión en su crecimiento más horizontal lateral, que de cabida una gran diversidad de ramas, flexibles que permitan moverse y adaptarse a los vientos de cambio que la sociedad y nosotros mismo podamos dar. Pero cuestionándose también en todo momento qué diversidad permite la
unidad, y sabrá que tiene que mantener un ritmo calmo y tranquilo de crecimiento para
asentar su desarrollo, reconociendo cada ciclo vital y disfrutándolo.